Tesoros ocultos
Y un poco de nostalgia
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Una de las últimas veces que salí sola de casa, decidí dejar el reloj de lado y no preocuparme por si tardaba mucho o poco en hacer lo que tenía que hacer. Generalmente, intento aprovechar cada segundo para resolver pendientes, casi siempre relacionados con cosas de la familia, o intento volver rápido a casa y seguir con el cuidado de los nenes o con el trabajo. Sin embargo, ese día terminé mis estudios de rutina más rápido de lo que pensaba, y decidí usar ese tiempo para mí. Intercambié unos mensajes con una amiga y coordinamos para encontrarnos a tomar un café por donde yo estaba. Mientras la esperaba, caminé y me permití entrar en todos los negocios que me iba dando la gana. Miré aros, pulseras, carteras, ropa y me entretuve largo rato en varias librerías.
Ya se estaba haciendo la hora de encontrarnos cuando vi al final de una galería medio oscura, un local que me llamó la atención. Un cartel gigante decía “Disquería” y enseguida me trajo a la memoria los recuerdos de mi adolescencia en los grandes locales de venta de CDs, adonde me pasaba tardes enteras escuchando las novedades y los grandes hits del momento. Así que sin dudarlo, me acerqué y entré.
El local parecía detenido en el tiempo: pósters de los Backstreet Boys jóvenes en las paredes, otro más chico de Sandro con su icónica rosa roja y varios más amarillentos por el paso del tiempo. José, el vendedor, me recibió con muchísima amabilidad y me preguntó si podía ayudarme. Le respondí que prefería perderme un rato entre las bateas para dejar que el destino me sorprendiera y a él le pareció una excelente idea.
Todo estaba meticulosamente ordenado en secciones por estilo musical: Tango, Folklore, Rock Internacional, Rock Nacional, Tropical, Salsa y, en un rincón medio escondido en el fondo, la sección “Inclasificables”.
Hacia allá me fui, llevada por mi curiosidad, y me puse a revolver. Pasé el CD de Nicole Neumann y su hitazo “Déjame soñar”, los de Videomatch con el “Marta, só la número 1” y varias cosas bizarras que ya ni recuerdo. Y ahí lo vi. Al final de una hilera de CDs encontré una joyita que me vi en la necesidad de comprar aunque no tuviera donde reproducirlo.
José me felicitó por la elección y mientras me envolvía la compra, me contó algunas historias sobre el disco que me estaba llevando. Le agradecí y me fui a encontrar con mi amiga. Nos tomamos un riquísimo café con leche cada una, charla y risas mediante, y después retomé mi rutina. Y el CD quedó olvidado en la mochila hasta que pudiera ir a lo de mi mamá y escucharlo (allá quedó mi antiguo reproductor).
Ya me había olvidado del local, de los “inclasificables” y de mi compra cuando, este fin de semana pasado, mientras ordenaba unas cosas en casa, encontré la mochila y aquél disco que había quedado olvidado ahí adentro:
*
Con los titulazos de los temas, me muero de ganas de ir corriendo a lo de mi mamá a escucharlo. Y de paso, contarle que los clásicos de mi infancia ahora son los que yo hago sonar a full en mi casa.
Bueno, y si mis hijos me la prestan un ratito, darle un abrazote apretado y decirle lo mucho que la quiero.
¿Y vos? ¿Cuál fue el hitazo que acompañó tu infancia o que acompaña tu maternidad? ¡Contame en comentarios!
Querida Repodrida:
Este fin de semana celebramos el día de la madre en Argentina y quería aprovechar para desearles un hermoso día a todas las mamás de esta comunidad pero por sobre todo, a la más mejor de todo el mundo mundial, que es mi Betty. La que hace amigos ahí por donde va; la que vive de joda con las chicas de italiano, de pileta o de cualquiera de las actividades que hace; la que sabe el plato preferido de cada uno y hace cincuenta variedades de empanadas de carne para dejarnos a todos contento; la que siempre tiene un detalle amoroso con todos; la que nos hacía picnics en el living los días de lluvia para que no nos aburriéramos; la que secó lágrimas y acompañó siempre siempre.
¡Feliz día para todas las mamás Repodridas! A disfrutar que ya tenemos el resto del año para lidiar con las exigencias y las ambigüedades de la maternidad.
Abrazo,
Andre




